viernes, 17 de julio de 2009

¿ERES LÍDER?
Janet Vigueras Gamas.

Es un hecho que en estos tiempos de profundas transformaciones, hacen falta personas comprometidas con el bienestar y el progreso, gente capaz de adquirir compromisos, capaces de ser y hacer más allá de lo que se espera de ellas. Es decir, hacen falta buenos líderes.

Sin duda ser líder implica un enorme esfuerzo, es necesario el sacrificio y adquirir responsabilidad, pero es un camino que vale la pena recorrer. Por supuesto que hay personas que han nacido con un temperamento natural que es propicio para el liderazgo, pero también es cierto que es posible trabajar en uno mismo para llegar a ser buen líder, es cuestión de tomar la decisión.

Lo importante es tener siempre presente que valemos tanto como queremos valer, pero nuestro valor no se compara con el de las demás personas, la esencia de nuestro valor está en nuestras capacidades y en la firme voluntad de dar lo mejor de nosotros mismos, en querer ser mejores respetando siempre nuestro cuerpo, nuestra mente y aprendiendo siempre cosas nuevas.

Un buen líder tiene presentes sus motivaciones, pero éstas no son producto del aplauso o reconocimiento de los demás, sabe qué es lo que más valora en su vida, encuentra sus motivaciones en su corazón y a diario las fortalece. También está consciente de sus fortalezas y limitaciones y ambas son indispensables para construir su naturaleza humana.

El líder siempre es honesto y congruente, si se pierde la honestidad, con ella se pierde también el derecho a ser líder, si se piden esfuerzos, debemos estar dispuestos a esforzarnos, la lealtad y la generosidad son también indispensables en el liderazgo.

Hay que emprender a diario el trabajo con pasión y entusiasmo y tener en todo momento presente que hay que tomar decisiones con firmeza pues ésta le infunde valor a la palabra, la tolerancia y la justicia son virtudes propias de los buenos liderazgos, las buenas relaciones humanas nacen de cultivar ambas virtudes.

El líder necesita cultivar la perseverancia para enfrentarse a sus retos, es responsable de sus actos y del bienestar de su grupo, debe tener confianza en sí mismo y en su gente, es necesario también tomar decisiones con prudencia y que éstas sean tomadas en beneficio del grupo, sin que esto implique lo contrario para la sociedad.

Los líderes genuinos reconocen sus errores, inspiran a los demás a ser mejores y a lograr sus metas, a diario adquieren nuevos conocimientos, son conciliadores, están siempre cerca de su gente, mantienen en todo momento informado al grupo y representa a sus seguidores en todo momento y circunstancia y además de lo anterior: Inspiran e impulsan a sus seguidores a encontrar y explotar sus propias y particulares capacidades de líder.

Un líder a diario es impulsor de cambios en el entorno, defensor de ideas y promotor de valores, buen administrador, constructor de seres humanos, forjador de nuevos líderes, y constante buscador de bienestar colectivo. Por ello, el liderazgo sólo es propio de grandes almas, es una tarea que implica trascender al servir a los demás.

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